lunes, 15 de junio de 2009

Maralfalfa

Maralfalfa en México


PASTO MARALFALFA


Resumen

Recientemente ha sido introducido el pasto Maralfalfa en la alimentación de ganado de leche en las zonas frías de Antioquia obteniéndose resultados empíricos muy promisorios. La información que existe sobre el origen, clasificación taxonómica, caracterización agronómica y calidad nutricional de este pasto es, sin embargo, muy fraccionada y confusa. Con la finalidad de tratar de esclarecer la información que existe sobre esta gramínea se adelantaron varios estudios a partir de muestras tomadas de una finca comercial del municipio de San Pedro de los Milagros (Antioquia) dedicada a la comercialización de semilla vegetativa de este pasto y a su uso en la alimentación de vacas lactantes.
El origen del pasto Maralfalfa permanece aún confuso pero los estudios preliminares realizados en el Herbario MEDEL de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, indican que puede tratarse de Pennisetum violaceum (Lam.) Rich. ex Pers. o de un híbrido (Pennisetum hybridum) entre el Pennisetum americanum L. y el Pennisetum purpureum Schum comercializado en el Brasil como pasto Elefante Paraíso. Se requiere, sin embargo, estudios más detallados para esclarecer su clasificación taxonómica por lo que se sugiere identificarlo de manera genérica como Pennisetum sp.
Con la finalidad de caracterizar agronómica y nutricionalmente el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) cultivado en Antioquia, se seleccionaron cuatro parcelas de 7 x 7 metros de la finca comercial del municipio de San Pedro de los Milagros. Dos parcelas fueron fertilizadas con una mezcla de fertilizantes químicos y bovinaza (F) en tanto que las otras dos no recibieron fertilización orgánica (SF). A los 40, 60, 70, 80, 90 y 110 días de rebrote se tomaron cinco plantas al azar dentro de cada parcela en las que se midió el largo y el ancho de las hojas y de los tallos, el ancho de los nudos, la altura y el peso de la planta, el peso de las hojas y de los tallos, la relación hoja : tallo, y el área foliar. Así mismo, se cosecharon dos metros cuadrados dentro de cada parcela para determinar la producción de biomasa y se tomaron muestras para determinar el contenido de materia seca (MS), proteína cruda (PC), extracto etéreo (EE), cenizas (Cen), fibra en detergente neutro (FDN), fibra en detergente ácida (FDA), proteína cruda insoluble en el detergente neutro (PCIDN), proteína cruda insoluble en el detergente ácido (PCIDA), y lignina (Lig).
Con base en estos datos se estimó el contenido de carbohidratos no fibrosos (CNF), nutrientes digestibles totales (NDT) y energía neta de lactancia (ENl). Una porción de las muestras del pasto tomadas a los 70, 90 y 110 días fueron sometidas a una prueba de degradabilidad ruminal in situ para estimar la degradabilidad ruminal de la MS y de la PC.
La fertilización y las precipitaciones ocurridas entre el día 90 y 110 de rebrote incrementaron la producción de materia verde y el tamaño de los órganos vegetativos (hojas y tallos) del pasto sin que se afectara su composición química.
El contenido promedio de MS (11.95%) y la constancia en su concentración a lo largo del periodo de evaluación, sugiere que se trata de un pasto muy suculento.
El alto contenido promedio de PC (20.23% de la MS) y de CNF (21.77% de la MS) así como el bajo contenido de FDN (54.57% de la MS) indicaron que se trata de un pasto de buena calidad nutricional y energética comparable al pasto kikuyo cuando se evalúa su valor relativo como forraje (VRF). Sin embargo, la composición química y el VRF de este pasto se modificó con la edad: se incrementó el contenido de FDN, FDA y Lig al avanzar la edad de corte y se redujo la concentración de PC, EE y Cen, así como el VRF sin que se modificara significativamente el contenido de CNF. Es así como se estableció un VFR menor en el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) cosechado a los 80 días (VRF = 96) comparado con el del pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) cosechado a los 40 días de rebrote (VRF = 106). Estos cambios en la composición química del pasto condujeron, así mismo, a la disminución en el contenido de NDT y ENl.
La fracción soluble (fracción a) (17,32%) y potencialmente degradable (fracción b)
(57.26%) de la MS fueron menores que las estimadas para el pasto kikuyo
(Pennisetum clandestinum). Al contrario, la fracción a (32.25%) de la PC del pasto
Maralfalfa (Pennisetum sp.) fue más alta que la encontrada por otros autores en pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) mientras que la fracción b (43.6%) fue más baja. La constante de la cinética de degradación ruminal (kd) de la MS fue ligeramente más baja (0.049/h) mientras que la de la PC (0.053/h) fue ligeramente más alta que las reportadas por otros autores para pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum).
Tanto la MS degradada en el rumen (MSDR) (17.32%) como la PC degradable en rumen (PDR) (48.15%) fueron más bajas que los valores reportados para otras forrajeras. Con el avance en la edad de rebrote, se apreció un incremento en la MSDR con la consecuente reducción en la MSNDR en tanto que la PDR mostró una reducción a los 90 días.
La relación CNE: PDR del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) se incrementó entre el día 70 y 90 de corte presentando valores muy superiores a los hallados en pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) sugiriendo un mayor potencial para la síntesis de proteína microbiana en rumen.
Se concluye que el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) posee una calidad nutricional similar o superior a la del pasto kikuyo y que puede ser utilizada en la alimentación de ganado lechero bajo esquemas de aprovechamiento estratégicos en función de su respuesta a la fertilización, el riego y la edad de corte.

Introducción

Debido a la gran variedad de climas, topografía, infraestructura y condiciones culturales, en Colombia se han configurado diversos sistemas de producción de leche (Aldana, 1990; Gómezjurado, 1990). A pesar de ello, Aldana (1990) reconoció la existencia de algunos factores comunes que le permitieron generar una clasificación de sistemas de producción dentro de unos pocos grupos basado en la intensidad en el uso de los pastos y en el producto obtenido. En esencia, este autor reconoció la existencia de tres grandes sistemas de producción de leche (lechería especializada, doble utilidad y doble propósito) sustentados en por lo menos cuatro sistemas de producción de forrajes (pastoreo extensivo tradicional, pastoreo extensivo mejorado, pastoreo intensivo suplementado y confinamiento).
Cuando Aldana (1990) publicó su trabajo, la producción nacional de leche ascendía a cerca de 9 millones de litros diarios el 45% de los cuales provenían de los sistemas de lechería especializada quienes representaban, a su vez, poco menos del 11% de la población bovina dedicada a la producción de leche. 13 años después, la producción de leche se ha incrementado en más de 5 millones de litros diarios hasta alcanzar una producción anual superior a los 5.500 millones de litros (FEDEGAN, 2002) la mitad de la cual, proviene de sistemas de lechería especializada con una población bovina correspondiente al 11.6% del total dedicado a la producción de leche (Osorio, 2004).
El incremento en la producción de leche en los sistemas de lechería especializada parece haber respondido, entre otros factores, al mejoramiento genético de los animales (FEDEGAN, 2002; Montoya y Quijano, 2000; Rueda y Santa, 2002) así como a cambios en el manejo alimenticio, particularmente en lo que tiene que ver con el manejo de los recursos forrajeros (Carulla, 1999; FEDEGAN, 2002; Holmann et al, 2003).
En términos generales las lecherías especializadas cuentan con una escasa variedad de recurso forrajeros (Osorio, 2004). Por lo menos en lo que tiene que ver con el departamento de Antioquia, la mayor parte de zonas frías dedicadas a la producción de leche se encuentran cultivadas con pastos de bajo potencial productivo como la grama nativa (Cynodon sp), la falsapoa (Holcus lanatus), y el oloroso (Anthoxantum odoratum). Sin embargo, hay porcentajes cada vez mayores de pastos de mejor calidad como el kikuyo (Pennisetum clandestinum) y ryegrass (Lolium perenne) (Consejo Regional de la Cadena Láctea, 2001).
Recientemente se ha iniciado el uso del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) en la alimentación de ganado de leche en estas y otras zonas lecheras del país como pasto de corte (Ramírez, 2003) aunque su uso no ha estado mediado por información técnica si no, más bien, por la experiencia de campo que han tenido los productores.
Información sin respaldo técnico indica que la Maralfalfa (Pennisetum sp) es una gramínea con una alta capacidad de producción de forraje de buena calidad nutricional y que, al tratarse de un pasto de corte (Fígura 1), permite incrementar la producción por hectárea (Ramírez, 2003). Esto es bastante importante toda vez que ha sido establecido que la carga animal es quizás uno de los factores más determinantes en la productividad de los sistemas de lechería especializada de tal manera que a mayor capacidad de carga, mayor es la rentabilidad del hato (Osorio, 2004; Holmann et al, 2003).

Pasto Maralfalfa con 90 días de rebrote (Pennisetum sp).

La escasa información técnica que existe sobre este pasto es muy heterogénea.
Así, los datos presentados recientemente por Carulla et al (2004) no muestran una tendencia clara en la composición química del pasto en función de la edad de corte (ver tabla 1).


Los datos reportados por Osorio (2004) y por Betancur (2004) (ver tabla 2), parecen indicar que se trata de un pasto con bajo contenido de proteína cruda pero con alto contenido de fibra en detergente neutro y, por la misma razón, con bajo contenido de energía. Estos autores, sin embargo, no especifican la edad de corte ni las condiciones de producción del pasto.


A pesar de la información tan desalentadora sobre la calidad nutricional de este pasto pero debido a la popularidad que ha ganado en los últimos años, fue necesario emprender un trabajo más sistemático que diera mayores luces sobre su comportamiento agronómico y valor nutricional, con la finalidad de tener mayores elementos técnicos que permitieran sentar bases sobre recomendaciones para su utilización en ganado lechero.

1. Origen
El origen del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) es aún muy incierto. Existen varias hipótesis al respecto entre las que se encuentra la del sacerdote Jesuita José Bernal Restrepo (1979) quien aseguraba que fue el resultado de la combinación de varios recursos forrajeros entre los cuales están el pasto elefante (Pennisetum purpureum), una grama nativa (Paspalum macrophylum), el gramalote (Paspalum fasciculatum), la alfalfa peruana (Medicago sativa) y el pasto brasilero (Phalaris arundinacea). Sostenía, además, que este pasto fue una creación suya resultado de la aplicación del denominado Sistema Químico Biológico (S.Q.B), desarrollado por este mismo autor y que es propiedad de la Universidad Javeriana. Los fundamentos y la metodología que sigue el SQB no son descritos por Bernal (1979) lo que le resta seriedad y credibilidad a sus publicaciones. Por otro lado, Sánchez y Pérez (Comunicación personal) afirman que dicho pasto podría corresponder a un Pennisetum hybridum comercializado en Brasil como Elefante Paraíso Matsuda coincidiendo con lo que afirma Hajduk (2004).
Este pasto fue el resultado de la hibridación del Pennisetum americanum (L.) Leeke con el P. purpureum Schum (Hanna et al, 1984). Según Hanna et al (1984), este híbrido es un triploide que puede ser obtenido fácilmente y combina la calidad nutricional del forraje del Pennisetum americanum (L.) con el alto rendimiento de materia seca del P. purpureum Schum. Este híbrido, sin embargo, es estéril por lo que para obtener híbridos fértiles se ha utilizado Colchicina con lo que duplica el número de cromosomas y se obtiene un híbrido hexaploide fértil (Macoon, 1992).
Diversos híbridos han sido desarrollados en Estados Unidos con muy buenos resultados tanto en producción como en calidad nutricional (Macoon et al, 2002). El Pennisetum hybridum fue introducido al Brasil en 1995 a través de la Empresa Matsuda (Vilela, 2004). Actualmente existen algunas variantes disponibles en el Brasil que han sido sometidas a evaluaciones agronómicas (Lira et al, 1998; Vilela et al, 2003a) y productivas (Vilela et al, 2003b) con resultados muy promisorios.
De esta manera, si el pasto Maralfalfa utilizado en Antioquia corresponde al P.hybridum comercializado en brasil como elefante paraíso matsuda, será necesario establecer, además, a cual (o cuales) variedad corresponde.

2. Características taxonómicas
La identificación y clasificación taxonómica de las gramíneas no es fácil (Häfliger & Scholz 1980). Las gramíneas, como familia, son fácilmente reconocidas pero resulta difícil distinguir los diferentes géneros y especies. Incluso para los botánicos más versados y experimentados resulta complicado poder establecer con claridad la clasificación taxonómica de muchas gramíneas. Tal es el caso de la Maralfalfa (Pennisetum sp). Esto se debe posiblemente a que la mayoría de las gramíneas no posee perianto y si lo tienen es muy reducido y, además, presentan un ovario muy simple. Así, estas dos características tan importantes para las dicotiledóneas, son casi completamente inexistentes en las gramíneas. Mientras que dicha ausencia esta compensada por otras características, estas a su vez no son tan evidentes (Häfliger & Scholz 1980).
Las gramíneas pertenecen a la familia Poaceae, la más grande de las familias del reino vegetal. Según Dawson y Hatch (2002) dicha familia esta compuesta por 5 sub-familias (ver tabla 3) las cuales presentan un alto grado de variabilidad, de manera que la asignación de un ejemplar a una determinada sub-familia se basa más en el número de caracteres compartidos con otros miembros de un grupo determinado, que en uno o en algunos caracteres claves (Häfliger & Scholz 1980).
En cualquier caso la Panicoideae es una de las sub-familias dentro de la cual se encuentra la tribu Paniceae. Dentro de esta tribu, a su vez, se encuentra el género Pennisetum el cual agrupa a cerca de 80 especies (Dawson y Hatch, 2002).
Muestras del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) obtenidas de la finca Guamurú, en San Pedro de los Milagros (Antioquia), fueron analizadas por Sánchez y Pérez (comunicación personal) en el Herbario MEDEL de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, identificándolo tentativamente como Pennisetum violaceum (Lam.) Rich. ex Pers. Sánchez y Pérez (comunicación personal) advierten, sin embargo, que no existe total certeza sobre su identidad y que, ya sea que se trate de una especie silvestre o del híbrido mencionado anteriormente (P. americanum L. x P. purpureum Schum), su identificación correcta requerirá de estudios morfológicos y citogenéticos adicionales. La variabilidad del denominado pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) deja un nivel de incertidumbre que sólo se podría aclarar mediante un muestreo general en diferentes sitios que indique la variación geno y fonotípica de la especie (Sánchez y Pérez, comunicación personal).
Sánchez y Pérez (comunicación personal) continúan indicando que existen otras dos posibles opciones cuya prueba requiere trabajos de investigación específicos:
1. Que se trate de morfotipos de algún Pennisetum debidos a plasticidad fenotípica en condiciones locales y, 2. Que se trate de un cultivar no registrado antes de Pennisetum purpureum.

La aclaración final sobre la identidad del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) depende, entonces, de la posibilidad de establecer un patrón morfológico diferenciable de otros pastos similares como el Elefante (P. purpureum Schum) y sus variantes, realizar colecciones y análisis morfológicos y confrontar con varias fuentes de información confiable sobre las características taxonómicas de la especie (incluyendo descripción original). Así mismo, es necesario realizar confrontaciones con un ejemplar “tipo”, enviar muestras a un especialista en Brasil, así como establecer el cariotipo de muestras de este pasto (Sánchez y Pérez, comunicación personal).
Solo la caracterización morfológica, fitoquímica y genética de los Pennisetum que se comercializan actualmente en el país, permitirá obtener pautas más objetivas para su certificación y evitar la especulación en el mercado. Adicionalmente, un estudio de este tipo permitiría tener bases científicas para adelantar programas de mejoramiento que pueden resultar en cultivares de mejores características que lo que hoy se conoce como Maralfalfa (Pennisetum sp) (Sánchez y Pérez, comunicación personal).
Con base en las anteriores anotaciones Sánchez y Pérez (comunicación personal) sugieren mucha cautela, señalando que por el momento se debería citar al pasto Maralfalfa obtenido en la finca Guamurú como Pennisetum sp.

2.1. Órganos Vegetativos.
Las raíces del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) son fibrosas y forman raíces adventicias que surgen de los nudos inferiores de las cañas. Estas cañas conforman el tallo superficial el cual esta compuesto por entrenudos, delimitados entre sí, por nudos. Los entrenudos en la base del tallo son muy cortos, mientras que los de la parte superior del tallo son más largos. Los tallos no poseen vellocidades. Las ramificaciones se producen a partir de los nudos y surgen siempre a partir de una yema situada entre la vaina y la caña.
La vaina de la hoja surge de un nudo de la caña cubriéndola de manera ceñida.
Los bordes de la vaina están generalmente libres y se traslapan. Es muy común encontrar bordes pilosos, siendo esta una característica importante en su clasificación (figura 2a). La lígula, que corresponde al punto de encuentro de la vaina con el limbo, se presenta en corona de pelos (figura 2b). Mientras que la longitud y el ancho de las hojas pueden variar ampliamente dentro de una misma planta (ver más adelante la figura 6), la relación entre estas dos medidas parece ser un parámetro menos variable y muy útil al momento de clasificar las gramíneas (Häfliger & Scholz 1980). En el caso particular del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) el comportamiento de esta característica fue diferente (comparar más adelante los datos de las tablas 5 y 6). La presencia de pelos en el borde de las hojas, es otro elemento fundamental en la descripción de esta especie (figura 2c).


2.2. Órganos Reproductivos
En general, lo que se considera como la flor de las gramíneas no es más que una inflorescencia parcial llamada espiga. De acuerdo con la ramificación del eje principal y la formación o no de pedicelos en las espigas, se pueden distinguir diversos tipos de inflorescencias siendo las más generales la espiga, la panícula y el racimo. En el caso particular del pasto Maralfalfa Pennisetum sp), las inflorescencias se presentan en forma de panícula (figura 3) las cuales son muy características del género Pennisetum (Häfliger & Scholz 1980).
En este tipo de inflorescencia, del eje principal surgen ramificaciones verticiladas o individuales que se siguen ramificando. Las panículas son contraídas y presentan ramas primarias reducidas a fascículos espinosos, con una o más espigas terminadas en espinas. Se da una desarticulación en la base de los fascículos, y estos forman espinas con bases transversales espinosas, y barbas punzantes hacia afuera y hacia arriba (Häfliger & Scholz 1980).
Las espiguillas en el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp) es típica del género Pennisetum, esto es, presenta seis brácteas: dos glumas, dos lemas y dos paleas (figura 4). Sin embargo, hace falta adelantar una descripción más detallada de las mismas. Algunas claves para su clasificación a partir de las estructuras que se pudieran hallar, son las siguientes: las flores bajas pueden estériles y vigorosas o sin estambres, las flores superiores pueden ser fértiles, con un tamaño entre la mitad o igual al de las flores inferiores; las primeras glumas pueden estar fusionadas con callos, sin rodear la base de la espiga y sin aristas; la lema de la parte superior es suave, sin arista, de color café a amarillo o púrpura, glabrosa, con márgenes redondeadas o planas, sin aristas; la palea de las flores superiores están presentes. Poseen tres estambres; y las anteras son oscuras o grises (Dawson y Hatch, 2002).



3. Caracterización agronómica y nutricional
Con la finalidad de caracterizar agronómica y nutricionalmente el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp), se llevó a cabo una prueba de campo en la finca Guamurú del municipio de San Pedro (Antioquia) la cual se encuentra localizada a 42 kilómetros al norte de Medellín, a 2.475 m.s.n.m., con una temperatura promedio de 14ºC y una humedad relativa promedio de 79.7% correspondiendo a una formación ecológica de bosque muy húmedo montano – bajo (bmh-MB) (Espinal, 1991).
Desde marzo del año 2000 en esta finca se viene produciendo Maralfalfa (Pennisetum sp) tanto para la comercialización de semilla como para la alimentación de vacas en producción. Actualmente la finca cuenta con 3.2 hectáreas cultivadas en este pasto dentro de las que, al azar, se seleccionaron dos áreas de corte al interior de las cuales, a su vez, se seleccionaron dos parcelas de 7 x 7 m. Una de las áreas de corte fue fertilizada con una mezcla de fertilizantes químicos y fertilizante orgánico (bovinaza) (F), en tanto que la otra área de corte no recibió el fertilizante orgánico (SF). La fertilización química consistió en la aplicación de tres bultos de PSMS, un bulto de yeso agrícola, un bulto de cloruro de potasio y dos bultos de urea a los 30 días de rebrote por cada cuadra sembrada en el pasto. Aproximadamente 10 días más tarde, se aplicó un bulto adicional de urea. La fertilización orgánica consistió en la aplicación de aproximadamente 3200 kg de materia seca de bovinaza/cuadra al día siguiente del corte, lo que equivale a aproximadamente 135 kg de N/cuadra. (Los cálculos se basaron en el trabajo de Betancur y Trujillo (sin publicar). Estos autores establecieron que la producción de materia seca (MS) en las heces de vacas holstein lactantes con un nivel de producción promedio de 24 litros de leche, fue de 4.6 kg /vaca/día y que la producción de orina fue de 20.7 litros/vaca/día con una concentración de MS cercana al 4%. El contenido de N en las heces fue de 2.4% mientras que en las heces fue de 14.7%. Se asumió que en el establo de la finca Guamurú se recolecta el 40% de las excreciones diarias de las 80 vacas que están en producción y que estas se aplican diariamente a un sector con un área aproximada de 177.5 m2).
De cada parcela se tomaron tres muestras de suelo que fueron mezcladas para conformar una sola muestra de las parcelas fertilizadas y otra de las parcelas sin fertilizar y en las que se adelantó un análisis de fertilidad en el Laboratorio de Suelos de la Escuela de Geociencias de la Universidad Nacional, sede Medellín.
Al día 40, 60, 70, 80, 90 y 110 de rebrote, se tomaron cinco plantas al azar de cada parcela en las que midieron el largo y el ancho de las hojas, el largo y ancho de los entrenudos, el ancho de los nudos, el peso de las hojas y de los tallos, la longitud total y el peso total de la planta y el área foliar de la tercera, cuarta y quinta hoja contadas a partir de la hoja más joven.
Así mismo, y simultáneamente con la cosecha de las plantas, se recolectaron dos metros lineales al azar dentro de cada parcela los cuales se pesaron y de los que se tomó una submuestra de aproximadamente dos kilogramos que se empacaron en bolsas plásticas y se llevaron bajo refrigeración, el mismo día o al día siguiente de la cosecha, hasta el Laboratorio de Control de Calidad de la Planta de Concentrados de la Cooperativa Colanta en donde se secaron a 60oC por 24 horas y en los que se determinó la concentración de materia seca (MS), proteína cruda (PC), extracto etéreo (EE) y cenizas (Cen) por los procedimientos descritos por la AOAC (1990). Así mismo se determinó la concentración de fibra en detergente neutro (FDN) y la fibra en detergente ácido (FDA) por los procedimientos descritos por Van Soest y Robertson (1985). En los residuo de la
FDN y la FDA se determinó la concentración de nitrógeno para obtener el nitrógeno insoluble en detergente neutro (NIDN) y en detergente ácido (NIDA). En el laboratorio de Bromatología de la Universidad Nacional, sede Medellín, se determinó la concentración de lignina (Van Soest y Robertson, 1985). Basado en la composición química del pasto se estimó el contenido de nutrientes digestibles totales (NDT) y la Energía Neta de Lactancia (ENl) (NRC, 2001).
Así mismo, se realizaron pruebas de degradabilidad ruminal de la MS y de la PC a muestras del pasto tomadas a los 70, 90 y 110 días de rebrote mediante la técnica in situ (Ærskov y McDonald, 1979).

Resultados.
3.1. Análisis de suelos.
En la tabla 4 se presentan los resultados del análisis de fertilidad de los suelos de las parcelas F y SF. Como se puede observar, el contenido de materia orgánica (MO), Ca, Mg, K y P, fueron más altos en el suelo de las parcelas F. Sin embargo, aún en las parcelas que no recibieron fertilización orgánica, el contenido de estas fracciones se puede considerar alto (León, 1994; Mendoza, 1980).


3.2. Evaluación agronómica.
En la tabla 5 se presentan los resultados del efecto de la fertilización sobre el desarrollo de las hojas y los tallos del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) en donde se aprecia que la fertilización orgánica afectó significativamente todas las variables evaluadas. Es así como observa que la producción de materia verde (MV) fue 3.6 veces mayor en las parcelas F que en las SF. Así mismo se encontró que la longitud, el ancho y el peso tanto de las hojas como de los tallos fue mayor en las parcelas F al igual que el ancho de los nudos. Estos resultados implicaron que tanto la longitud como el peso de las plantas y el área foliar del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) fueran mayor en las parcelas F que en las SF (ver tabla 6).



En vista de las diferencias entre las parcelas F y SF, el análisis del efecto de la edad sobre las variables agronómicas evaluadas se realizó de manera separada para estas parcelas.
Al analizar la evolución en la producción de MV al avanzar la edad de corte, se observa que mientras que en las parcelas F la tasa de crecimiento fue de 320 kg/ha/d, en las SF dicho crecimiento fue de tan solo 70 kg/ha/d (ver figura 4). Los valores relativamente altos de los coeficientes de determinación indican, además, una alta asociación entre la edad de corte y la producción de materia verde que, por lo menos durante el periodo de evaluación considerado, mostró un crecimiento completamente lineal.
La velocidad de crecimiento del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) se expresa no solamente en la producción de materia verde, si no, además, en el desarrollo de los órganos vegetativos (hojas y tallos).



En la figura 6 se puede observar la evolución en el crecimiento de la longitud de las hojas a medida que avanzó la edad de corte entre las parcelas F (figura 6 L-F) y las SF (figura 6 L-SF). Se apreciar que en ambos casos el crecimiento fue curvilíneo y que la máxima longitud de las hojas se alcanza simultáneamente (115 días) pero que esta es mayor en las parcelas F (88.5 cm) que en las parcelas SF (77.3 cm). La tasa de crecimiento en el ancho de las hojas fue igualmente mayor en las parcelas F (figura 6 A-F) pero, al contrario de lo observado con la longitud de las hojas, el crecimiento en el ancho de las mismas fue lineal.
La relación entre la longitud y el ancho de la hoja se considera una característica importante para la identificación taxonómica de las gramíneas y, aunque se esperaba que fuera menos variable que la longitud o el ancho de las hojas (Häfliger & Scholz 1980) los resultados mostraron, al contrario, una mayor variación en esta relación (tabla 6 y figura 6). Esto indica que el crecimiento de las hojas no es proporcional y que estas crecen más a lo largo que a lo ancho.
El ancho de los nudos y la longitud de los tallos se incrementaron de manera lineal entre el día 40 y 110 de corte siendo mayor la tasa de incremento en las parcelas F que en las SF (figura 7). Aunque la tasa de crecimiento en el ancho de los tallos también fue superior en las parcelas F, el análisis estadístico indica que este crecimiento se detiene más rápidamente en estas parcelas (108 días) que en las SF (182.6 días).


Figura 6




Variación en la longitud (L), el ancho (A) y la relación L: A de las hojas del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) entre el día 40 y 110 de corte cuando es fertilizado (F) y cuando no es fertilizado (SF) con materia orgánica.

Figura 7




Variación en el ancho de los nudos (AN), el ancho de los tallos (AT) y la distancia entre nudos (L) del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) entre el día 40 y 110 de corte cuando es fertilizado (F) y cuando no es fertilizado (SF) con materia orgánica.

En la figura 8 ( abajo) se puede apreciar la evolución en el peso de las hojas, el peso de los tallos y relación hoja – tallo del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) entre el día 40 y 110 de corte en las parcelas F y SF. Los datos indican que aunque la tasa de incremento en el peso de las hojas es mayor en las parcelas F (1.75 gr/día) en comparación con las SF (1.02 gr/d), la tasa de incremento en el peso de los tallos fue aún mayor en las parcelas F (4.23 gr/d), lo que determinó que la relación hoja – tallo se redujera más rápidamente en dichas las parcelas (-0.0136 gr : gr/d).

Variación en el peso de las hojas (PH), peso de los tallos (PT) y relación hoja – tallo (H : T) del pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) entre el día 40 y 110 de corte cuando es fertilizado (F) y cuando no es fertilizado (SF) con materia orgánica.

La altura de la planta mostró un incremento lineal siendo mayor en las parcelas F (2.704 cm/d) en comparación con las SF (1.67 cm/d) (ver figura 9). El comportamiento en el peso de la planta fue cuadrático en las parcelas F en comparación con las SF. Esto fue debido posiblemente a una marcada respuesta a las precipitaciones ocurridas entre el día 90 y 110 de corte en las plantas de las parcelas F y que le significaron un marcado incremento en el peso de las mismas en comparación con la respuesta mostrada con las parcelas SF. Esto estaría indicando que el pasto Maralfalfa (Pennisetum sp.) es una gramínea muy exigente no solamente en nutrientes si no, además, en riego.


En la figura 10 se observa que el incremento en el área foliar en las parcelas F fue lineal mientras que el de las parcelas SF fue cuadrático mostrando un leve incremento hasta los 60 días de corte, a partir del cual este fue mayor.


ENGORSART GDC 20090205